Buenos días:
Lo de los campesinos relojeros me parece una simplificación excesiva que no explica la abundancia de pequeños talleres de relojería en aldeas pequeñas y rústicas de la Suiza de los siglos XVII XVIII y de buena parte del XIX. Hay que recordar que las guerras de religión y las cambiantes políticas francesas, en particular, sobre la aceptación de los protestantes, produjeron intensa migración hacia países más tolerantes, como Suiza. Esos migrantes tenían distintos oficios y no siempre viajaban con una familia ya constituída. Muchos formaban su familia en Suiza, y sin duda buena parte de ellos se establecían en las pequeñas aldeas que después fueron célebres por su industria relojera. Probablemente un relojero francés joven encontraba pareja en alguna de esas aldeas y su núcleo familiar era mixto: una parte de la familia trabajaba la relojería y otra parte la granja. Si el padre era relojero y la madre campesina y propietaria de la granja, seguramente una parte de los hijos se dedicaba a la relojería y la otra a labores agrícolas. Y habría hijos que se dedicaban a comerciar lo que las industrias familiares producían (relojes o partes de relojes, como galluzas, muelles y escapes; y frutas, tejidos y quesos). Probablemente también cada miembro de la familia se especializaba en algo: no puede tener buen pulso de relojero quien maneje un arado o un hacha. Pero el relojero puede ser hermano del agricultor y de la muchacha que esmalta y decora los relojes, y compartir el mismo hogar o configurar vecindarios de familias extensas para socorrerse mutuamente en caso necesario. No eran tiempos fáciles para buena parte de la población.
Algo de eso se puede deducir de avisos publicados en
La Fédération Horlogère Suisse en 1886, como este, aparecido el 20 de diciembre:
J. Rodolphe GYGAX
St-IMIER
--o--
MONTAGE DE BOITES
en tous genres
--o--
SPÉCIALITÉ
de
Boites argent
Este aviso estaba enmarcado por dos textos escritos verticalmente. A la izquierda: ÉTABLISSEMENT DE BAINS; a la derecha: OUVERT TOUTE L'ANNÉE. Evidentemente dos negocios de un solo propietario, cabeza de familia, y en un solo establecimiento que debía de tener separados el taller de montaje de cajas de relojes y el establecimiento de baños... y su familia ocupada en la atención de muchas actividades diferentes.
O el Hotel de Bienne (Bielerhof), situado frente a la estación del tren, cuyo propietario, G. RIESEN-HITTER, ofrecía el 31 de diciembre de 1886, "Bonne cuisine — Vins naturels — Chambres à différents prix -7- Grandes salles — Bains et douches à l'hôtel — Table d'hôte à midi 10 minutes — Plats du jour — Restauration à la carte à toute heure — Exposition permanente de montres. Tous les mardis, marché d'horlogerie".
También tenía negocios mixtos J. Aegler, fabricante de relojes de Bienne, que se ofrecía como especialista en relojes para damas y despertadores, que en el mismo aviso anunciaba su café, con telescopio, para disfrutar de la vista a los Alpes de Biel y sus alrededores.
Para el siglo XIX ya debían de ser escasos esos establecimientos mixtos, pero aún se conservaban algunos. Lo que hace pensar en que las industrias familiares estaban diversificadas.
Saludos a todos,
Jaime